Hablemos del Decreto 148: ¿Un Atajo Peligroso?

Ok, vamos a desglosar todo este rollo del Decreto 148. Más allá de la política, este asunto se mete de lleno en las reglas del juego de nuestro país: la Constitución. Para ir al grano, la idea principal es esta: el decreto tiene un problema de nacimiento porque se saltó un paso que no podía saltarse. Esto no solo lo deja mal parado, sino que pone en jaque a la propia Constitución y al equilibrio de poderes.

Así que la gran pregunta es: ¿Puede el Presidente, así sin más, activar un cambio total a la Constitución con un decreto, sin que la Corte Constitucional le dé el visto bueno primero? ¡Vamos a verlo!

1. Las Reglas del Juego: ¿Por qué el Visto Bueno de la Corte es Obligatorio?

Piensa en la Constitución como las reglas maestras de un país. No puedes cambiarlas de un día para otro solo porque sí. Para eso existen procedimientos especiales y más difíciles, y todo esto es para protegerla de los caprichos del poder de turno. En este juego, la Corte Constitucional es como el árbitro principal.

La ley (la LOGJCC, para ser exactos) es súper clara: la Corte tiene que "calificar" si las propuestas para cambiar la Constitución van por el camino correcto. No es que puedan consultarle si quieren, ¡es que tienen que hacerlo! Es un paso obligatorio y previo. La Corte es la que dice si el cambio es una enmienda, una reforma parcial o algo tan grande como una Asamblea Constituyente.

Y ojo, esto no es un formalismo para hacer las cosas más lentas. Es el candado que asegura que los gobernantes no se tomen atribuciones que no les corresponden.

2. El Decreto 148: Falta desde el Saque Inicial

Al lanzar el Decreto 148 sin pasar por el filtro de la Corte, el Ejecutivo cometió una falta desde el arranque. Se saltó un paso obligatorio, y eso invalida el decreto desde su origen. No es un error que se pueda corregir después, porque afecta la base misma de cómo se deben hacer las cosas.

La Corte ya ha dicho antes, y varias veces, que si no sigues el procedimiento, el acto no vale. Y este decreto encaja perfecto en ese escenario: se quiso activar un mega cambio constitucional ignorando al árbitro que debía pitar el inicio del juego.

3. Desmontando Excusas: Ni "Claridad" ni "Urgencia"

El control de la Corte es como un escudo para proteger la democracia. Seguramente escucharás un par de argumentos para defender este atajo, pero vamos a ver por qué no se sostienen:

• La excusa de la "claridad": Hay quienes dicen: "¡Pero si la norma es tan clara que no hace falta que la Corte opine!". Esto es una falacia para sacarle la vuelta al control. En Ecuador, la única intérprete final de la Constitución es la Corte Constitucional. ¡Punto! Que un político decida por su cuenta cuándo una ley es "clara" para no seguir las reglas es abrir una puerta muy peligrosa.

  
  

• La excusa de la "urgencia democrática": Otro clásico es apelar a que "el pueblo lo pide ya". Pero ¡cuidado! La democracia no es solo hacer lo que la mayoría quiere en un momento dado. Es hacer las cosas respetando las reglas que nos protegen a todos. El fin —consultar al pueblo— no justifica saltarse la propia Constitución que se quiere reformar.

4. Las Consecuencias: ¿Qué Pasa si nos Saltamos las Reglas?

Ignorar la invalidez del decreto no es un tema menor, trae consecuencias graves para todos:

1. Se rompe el equilibrio de poderes: El Ejecutivo se estaría metiendo en las funciones de la Corte, debilitando los contrapesos que tanto necesitamos.

   
   

2. La Constitución pierde peso: Se crea un mal precedente. Si hoy se saltan un procedimiento, mañana podría ser cualquier otro, y la Constitución terminaría siendo solo un papel con buenas intenciones.

   
   

3. Se provoca una crisis institucional: Pone a la Corte entre la espada y la pared. O se hace de la vista gorda con algo ilegal, o lo anula y se arriesga a un choque de trenes con el poder político, con riesgo de que destituyan a los jueces. ¡Ya hemos visto esa película y el final no es bueno!

En Resumen...

Para cerrar, el Decreto 148 tiene un problema legal de fondo. Saltarse el chequeo previo de la Corte no es un tecnicismo, es una afrenta directa a las reglas del juego democrático. La única salida coherente es reconocer que no es válido, porque en una democracia, las reglas son para todos, y sobre todo, para quienes tienen el poder. ¡Así de simple!

Por: Ab. Pablo Román Segovia Mgs.